sábado, 8 de julio de 2017


El sueño del pibe- Juan Grunberg

                   Una mañana, al despertar de un sueño agitado Juan Grunberg se encontró en su cama convertido en una extraña persona. 
  Se frotó los ojos y se destapo al igual que todas las mañanas. 
           Se levantó, se puso sus grises pantuflas y comenzó en dirección al baño para iniciar otro estresante día de la rutina.
Al caminar tres pasos se tocó los ojos para sacarse las lagañas que poco lo dejaban ver, pero hubo algo que le llamó la atención: lentamente comenzó a tocarse la cara, en busca de qué era esa extraña sensación. Sentía su piel algo más suave, los pómulos más marcado, la boca y nariz diferentes. Prosiguió a tocarse los brazos, su abdomen, y sus piernas; evidentemente ese no era su cuerpo. Sin embargo, no se sentía mal por ese cambio, por el contrario, estaba feliz y se sentía lleno.
 La duda de qué era lo que le pasaba lo carcomía por dentro.
Muy despacito, y sin hacer ruido para no despertar a sus padres, abrió. Se le engancho el pelo con la puerta, hecho que también le llamó la atención, rara vez le había pasado algo así.
Apenas entró al baño quedo atónito frente al espejo, no atinó a moverse.
Miraba.
Miraba y no lo podía creer.
¿Ese era él realmente?
Una sonrisa le salió espontáneamente de la cara. Hace mucho no le pasaba.
Comenzó a tocarse el cuerpo ahora con más vehemencia. La sonrisa se transformó en una alegría inmensa que no podía contener. Ahí si vio su largo pelo que le llegaba a mitad de espalda.
Todo era felicidad y alegría. Se puso a llorar de la emoción. No iba a tener que ocultarse más, de un día al otro, o, mejor dicho, de la noche a la mañana.
Luego de tanto añorarlo, lo había conseguido, y sin esfuerzo alguno.
Logro convertirse en lo que siempre había deseado.
 Ahora era una mujer más, dispuesta a luchar por sus derechos. Ahora era una mujer más, feliz.

Ahora, era mujer, 

1 comentario:

  1. Escribís un texto correcto, aunque queda pendiente la elaboración estética del lenguaje. Solo ponés el acento en la anécdota que se quiere contar y perdés de vista el discurso. Hace ruido que la transformación de la superficie alcance para ser otra persona. Además, desconcierta el adjetivo "extraña", ya que " No iba a tener que ocultarse más". Hay una contradicción entre ambas ideas. La idea podría acabar en un relato excelente si le dedicás tiempo a la reescritura.
    Rever puntuación y construcción de párrafos; también algunas tildes.
    NOTA: 7

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