Descanso
Como todos los martes después de laburar, gabi me recibía con esa sonrisa que recorría y opacaba todo el malhumor incorporado en la panamericana. Dejaba mi boina empapada por una lógica lluvia de abril, y ya sentía el olorcito a milangas de carne y el ruido de los pibes jugando a la pelota en el parque trasero. Un almuerzo común, como todos los martes. Después de un gran morfi se aproxima una gran siesta, y así fue. Al bajar las escaleras el ambiente que me imaginé no era el mismo, esos restos de comida que laminaban el fondo de mayólica rota con una capa informe y turbia me indicaban una variación en lo casual para mis ojos, en uno de todos los martes, después de la siesta. Algo había interceptado en esas horas de descanso, no corría aire, no hacía ni frío ni calor, y nunca pero nunca los pibes, después de lavar los platos dejan tan sucia la bacha. La cuestión es que estaba solo; solo en mi casa como nunca estuve.
Llamo a gabi, nada. Una y otra vez me senté a reflexionar si una siesta puede provocar cambios en el espacio/tiempo. Una y otra vez, me rescaté que soy electricista. ¿Cómo un ser con tan poco conocimiento acerca de lo ficcionario y todas esas huevadas se iba a proponer y concretar una revolución de los alienígenas? Dejate de joder, por favor. Agarré el auto y salí a la calle a buscar a mi familia y a seguirme comiendo el bocho con el sentido de esa siesta, como todos los martes.
Nunca vi tan vacía la ciudad. Ni un alma. Como si hubiéramos perdido una final importantísima, y la angustia se apoderara de las calles y de la gente, encerrándolas en el sillón del consumo capitalista.
La verdad me dio paja. Me volví a casa y seguí en el sueño, como todos los martes después de esas milangas de carne y esa siesta.
Me desperté transpirado. Otra vez estos sueños de mierda. Estos retorcijones sentimentales me atormentan cada vez más, y la salud, sin alma acompañante que cure, se desvanece hora tras hora. Mi nombre es Oliver Fernández, y si, soy el único boludo que sobrevivió al proyecto Mandy inaugurado en 2023, y evacuado en agosto de 2025, gracias a una “fuirzi disquinicidi”.
Todos sabemos, va, por lo menos yo lo sé, que tan idiota no soy. No existen las fuerzas desconocidas maestro, vinieron los petisos esos que brillan y te apuntan con el dedo y se fue todo al carajo; reacción nuclear y punto, todos picharon. Menos yo, que piché pero para otro lado, incorporando el conocimiento de elegir el desarrollo de mis sueños. “Fuaaa que zarpado men”. Ni a ganchos negro, perdí todo. Y eso que hay que tener cuidado para utilizar el “todo” y la “nada”, pero la verdad es que soy el único pelotudo que queda de 6 mil millones de habitantes, y encima electricista. Así que el todo y la nada, están presentes en cada minuto de mi vida hasta entonces, hasta siempre. Porque te extraño gabi, extraño a los pibes y a sus pibeseadas, todavía sigo reparando el microondas, y si, extraño la siesta.
Abro los ojos y simultáneamente empieza a expandirse un dolor anatómico; estoy acostado en el piso de la bañera todo mojado, con un poco de shampoo en la cabeza.
–Daniel, ya está la comida!-. Daniel? Me seco y bajo, todavía inconcluso y sin respuesta de los últimos 20 minutos. Entro a la cocina y lo único que veo es la bacha toda sucia, y unas recién salidas milanesas de carne, un martes, después de la siesta.
pichar: morir/desviar
rescatarse: darse cuenta/ recordar
Lautaro: me divirtió mucho tu cuento, en especial no saber para dónde iba a seguir el derrotero mental de este personaje y su voz tan bien lograda en el tono y, simultáneamente, tan confusa y caótica. Por momentos, hay que releer, volver a empezar un párrafo y aun así lo anecdótico no cierra porque son demasiadas ideas que se mezclan. El tiempo, ingrediente fundamental de este relato, debería marcarse con precisión; confunde la ausencia de marcas o la insistencia en "después de la siesta, mientras que el durante desconcierta más si se limita a estar soñando. La última oración oscurece más: ¿las milanesas un martes, después de la siesta?
ResponderBorrarRever vocabulario (términos mal usados), tiempos verbales, conectores, puntuación, párrafos.
NOTA: 6,50