Patricia y su mejor amiga estaban muy felices porque después de tanto tiempo y esfuerzo Patricia estaba por bailar a la noche en esa gran teatro donde le demostraría a todo el mundo quien era la mejor bailarina de valet de todos los tiempos.
Habían salido temprano a comprar un vestido para la noche cuando, de repente, un hombre muy fuerte, grande y temible les robó todo su dinero. Luego de ese horrible momento Patricia volvió a su casa llorando.
La amiga estuvo todo el día buscando la forma de poder conseguir un vestido para Patricia, pues sin uno jamás podría ir al teatro. Finalmente pensó que no tenía otra opción que robar el vestido de algún negocio y devolverlo al finalizar la noche.
La muchacha esperó hasta las siete de la tarde cuando el negocio cerraba y entonces nadie más aparecería. Luego, con brutalidad, rompió la vidriera que daba al vestido y rápidamente agarró el maniquí que Patricia necesitaba. Era blanco y muy hermoso; lo acompañaba un collar de perlas. Ella se quedó un momento admirando el vestido antes de llevárselo.
Recién cuando terminó de salir del negocio con el maniquí en sus brazos apareció Paul, un empleado del lugar que se había olvidado las llaves de su casa. Apenas la vio a la pobre muchacha que cargaba el vestido se fue a buscar a gritos a la policía.
Asustada, la chica empezó a correr a la casa de su amiga. Corrió más rápido que nunca en su vida y eso que de por sí ya era muy veloz.
Mientras que corría se escuchaba al policía correr detrás de ella. Él era un sujeto muy grande y corpulento que gritaba cada tanto -¡Alto en nombre de la ley!
Ella lo único en lo que pensaba era en Patricia con ese vestido bailando en el teatro. Eso le recordó que no necesitaba el collar y lo rompió desparramando todas las perlas en el piso. El policía se resbaló con el collar lo que le dio tiempo suficiente a la chica para dejar el vestido frente a la puerta de la casa de Patricia, tocar el timbre y salir corriendo para el otro lado con tal de distraer al policía para que no se diera cuenta. Pero solo alcanzó para distraerlo, no paraescaparse, ya que a la larga la capturó.
Yo estoy seguro de que si tiraba el maniquí en cualquier lugar antes ella podría haber escapado, pero no, optó por darlo todo con tal de que su amiga pudiese lograr su sueño.
En cuanto la agarró a la pobre muchacha, el policía le gritó -¡Donde está lo que robaste pequeña ladronzuela! – A lo que la chica respondió en llantos –No se dé qué me habla-. Entonces el policía le pegó a la muchacha y le dijo –Si no me dices dónde dejaste lo que has robado será la peor decisión de tu vida-. Pero la chica en lo único que pensaba ahora era en su amiga con una gran sonrisa en la cara.
Luego, el policía mandó a la cárcel en donde solo le dieron una rodaja de pan y un agua sucia para cenar. Estaría ahí unos días
Pero eso ya no le importaba, durante el resto de la noche ella no pudo parar de sonreír.
Este cuento representa muy bien a la amistad sin importar las consecuencias que deparará la realidad. El extrañamiento es muy leve, haciéndolo un cuento directo y no causar tanta emoción al lector para seguir leyendo. Pero por lo demás está bien.
ResponderBorrarTomás
Pedro: ¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla? En tu texto predomina el decir sobre el narrar, no hay suspenso ni tensión y las acciones se tornan previsibles y no logran conmover. El narrador habla sobre lo que sucedió o sucede pero no hacen que los hechos sucedan. Repensar qué hace que el "cómo" se cuenta sea tan importante como la historia contada.
ResponderBorrarDesconcierta la irrupción del yo narrador: ¿dónde está?, ¿cómo sabe lo que cuenta?
Rever repeticiones, tiempos verbales, puntuación, párrafos, conectores, vocabulario.
Al editar, los párrafos deben alinearse con la herramienta "justificar".
NOTA: 5